martes, 3 de abril de 2012

La figura del intérprete en el ámbito sanitario


En la actualidad, los servicios sanitarios españoles disponen de diversas estrategias comunicativas a la hora de atender a los pacientes que no hablan español. A pesar de que los intérpretes/mediadores en los servicios sanitarios todavía no son una figura profesional plenamente reconocida ni perfilada. Así mismo, la utilización de sistemas de interpretación telefónica y las aplicaciones informáticas multimedia y multilingües han ido cobrando especial importancia en los últimos años.

Las barreras idiomáticas se han ido haciendo cada vez más patentes en los hospitales y centros de salud de España a medida que ha ido cambiando el perfil de los pacientes y de la sociedad en general. A partir de la década de los noventa, España deja de ser un país emisor de inmigrantes y se convierte en un país receptor.

En el ámbito de la traducción y la interpretación, son varias las universidades que han incluido en sus programas formativos esa nueva faceta del traductor/intérprete en los servicios públicos. Estos estudios se integran en los grados de traducción e interpretación o bien en estudios de posgrado, y sus principales áreas de interés son el ámbito jurídico-administrativo y la esfera sociosanitaria.

Ventajas:

1. Profesionalidad: trabajar con intérpretes/mediadores que han recibido una formación específica en el ámbito médico garantiza unos mínimos de calidad en su desempeño profesional.

2. Calidad de la interpretación: la presencia del intérprete/mediador asegura la captación del lenguaje verbal y el no verbal. Además, puede reunirse antes y después de la interpretación con el personal sanitario, lo cual le permite tanto preparar la interpretación como hacer un balance de su actuación.

3. Confianza: tanto los pacientes como el personal sanitario entran en contacto directo con el profesional que va a realizar la interpretación. Así, los interlocutores tendrán una idea más clara acerca de sus competencias y capacidades.

4. Ausencia de barreras tecnológicas: los problemas técnicos pueden afectar negativamente a otras modalidades de interpretación, mientras que la interpretación presencial supera esas barreras.

5. Costes a largo plazo: la carga económica que supone la contratación de un intérprete puede resultar más rentable que tener que afrontar demandas por errores médicos debidos a una falta de comunicación.

  

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