martes, 15 de diciembre de 2015

La última hablante

Según la Unesco, la mitad de las más de 6000 lenguas y dialectos que se hablan hoy en día en nuestro planeta habrán desaparecido a finales de este siglo. Para que un idioma sobreviva, 10.000 personas deben hablarlo en su vida diaria, pero las comunidades que utilizan estas lenguas en peligro no superan las 2.500 personas.

Un idioma desaparece a la vez que sus hablantes o cuando éstos dejan de utilizarlo para comunicarse. La guerra, los desastres naturales, la prohibición sobre el uso de ciertos idiomas e incluso la adopción de lenguas dominantes para progresar en el ámbito económico también pueden traducirse en la desaparición de una lengua. Hoy en día, existen incluso lenguas habladas por una sola persona.

Cuando una lengua muere, se va con ella la visión del mundo, el sistema de valores, la filosofía que giraba en torno a la cultura que la hablaba. Si una lengua se pierde, todos esos conocimientos culturales, esas formas de entender el mundo que han ido evolucionando a lo largo del tiempo desaparecerían con ella: historias, leyendas, canciones… en fin, la identidad misma de sus hablantes caería en el olvido.

En este contexto, nos encontramos con Yang Huanyi, la última persona en el mundo que sabía nu shu (女书). El nu shu, que quiere decir escritura de mujeres, es un sistema de escritura silábico nacido en la provincia de Hunan (China) alrededor del siglo III que estaba inspirado en la escritura china tradicional. Fue creado por mujeres para comunicarse entre ellas en una época en la que la escritura china y, en general, la educación, era sólo accesible a los hombres. Mientras que éstos trabajaban en la agricultura, las mujeres debían quedarse en casa, ya sea de sus padres o de sus maridos. Se practicaba el vendado de pies, que dificultaba el movimiento y, por lo tanto, el contacto con otras personas. De esta forma, crearon una lengua «secreta» y exclusivamente femenina para poder burlar las fuertes restricciones de la sociedad. Era transmitida de madres a hijas y sus manuscritos solían quemarse o enterrarse en los funerales.

El nu shu se utilizó, en su mayoría, para las llamadas «Cartas del tercer día» o san chao shu (三朝书), escritos en tela que se enviaban a la novia tres días después de la boda que contenían consejos sobre el matrimonio además de poemas y canciones para expresar pena o esperanza por un enlace que solía ser concertado. También se usaba para decorar abanicos y bordados a modo de diarios que recogían los temores y reflexiones de la mujer.

Yang Huanyi, que aprendió nu shu cuando era sólo una niña, afirmaba que esta lengua «hizo sus vidas mejores, porque les ofreció una forma de expresarse». A partir del siglo XX, la situación de las mujeres cambió notablemente y, con ella, el nu shu perdió importancia e interés, hasta tal punto que dejó de transmitirse de generación en generación. Con la muerte de Yang Huanyi en 2004, el nu shu parecía destinado a la desaparición y, junto con él, esta característica resistencia de las mujeres en una opresiva sociedad de siglos pasados. Por suerte, el interés por su estudio y conocimiento renace lentamente y el gobierno chino se esfuerza en conservar los indicios que nos quedan de este código de escritura, cuyos caracteres se comparan al dibujo de unas flores. 


Beatriz Bustos Rincón




lunes, 17 de agosto de 2015

L’importanza della cultura nella traduzione



 È ormai un fatto appurato che la lingua sia lo specchio della cultura e che la nostra lingua influisca il nostro modo di vedere e percepire la realtà. Ovviamente il mondo è uguale per tutti, ma ciò che cambia sono le sfumature della realtà che ogni lingua mette in risalto. Così, se in italiano si trova una sola parola per riferirsi ai nipoti – tanto degli zii come dei nonni – in spagnolo si trovano le parole “sobrino”, per riferirsi al nipote degli zii, e “nieto”, per riferirsi al nipote dei nonni. Come si dovrebbe quindi tradurre la parola “nipote” in spagnolo se il testo non presenta nessun riferimento a zii o nonni?  È per questo motivo che le differenze culturali rappresentano uno dei maggiori
problemi per i traduttori, che spesso si trovano di fronte a scelte difficili. 

Umberto Eco ha messo in luce il fattore della fedeltà, facendo una distinzione tra fedeltà linguistica e fedeltà culturale. Il problema della traduzione è principalmente dato dal fatto che spesso una fedeltà linguistica comporti una infedeltà culturale o viceversa, e sta al traduttore scegliere se sia meglio essere fedeli alla cultura o alla lingua di partenza. Lo stesso Eco, che segue da vicino i traduttori delle sue opere, pone come esempio il suo romanzo “L’isola del giorno prima”, nel quale il protagonista descrive i coralli che si trovano nell’Oceano Pacifico. Il testo originale presenta tantissime varietà e sfumature di colore, evitando la ripetizione e la ridondanza. La traduzione rischiava però di diventare alquanto complicata, perché non tutte le lingue presentano un termine per ogni sfumatura e se per esempio in italiano esistono dieci parole per definire le tonalità del rosso, un’altra lingua ne può presentare solo otto. Così, Eco ha indicato ai suoi traduttori di non tradurre letteralmente tutte le varietà presenti nell’opera, perché ciò che per lui era importante non erano i colori in sé ma la rappresentazione della immensa varietà cromatica dell’Oceano Pacifico. 

Altro caso è stato invece la traduzione dell’Ulisse di James Joyce, romanzo ambientato a Dublino, in cui viene descritto alla perfezione il mondo irlandese. Il traduttore non poteva scegliere una fedeltà culturale, ma si è dovuto attenere al testo di partenza, per poter dare al lettore una sensazione di “straniamento” che lo catapultasse all’interno della realtà irlandese.

Senza dubbio, le espressioni idiomatiche non possono contare su una fedeltà linguistica, perché si otterrebbero frasi senza alcun senso. Per esempio, la frase idiomatica inglese “It’s raining cats and dogs” non si può tradurre letteralmente come “Piovono cani e gatti”, perché per un lettore italiano sarebbe una frase inusuale e incomprensibile.

In conclusione, la cosa più utile per arrivare ad una buona traduzione è capire “l’intenzione” del testo e dell’autore, per poter dare ai lettori che leggono il testo la stessa sensazione, pur utilizzando lingue differenti.

Simona Dessì

viernes, 12 de junio de 2015

¿Dónde está la mancha del Canal de la Mancha? (¿Y los hornos del Cabo de Hornos?)


La Historia está llena de ejemplos de errores de traducción que ilustran muchas veces el valor del trabajo de los traductores e intérpretes. Y es que a veces un error puede llegar a convertirse en una divertida anécdota o conllevar terribles consecuencias. A continuación explicamos algunos errores curiosos de traducción en distintos ámbitos:  

En la Historia
:
En plena Guerra Fría, un error de traducción de un discurso del primer ministro soviético Nikita Khrushchev se malinterpretó y pudo causar un conflicto bélico a nivel mundial. Khrushchev dio un discurso en la embajada de Polonia en Moscú en el que, entre otras cosas, alababa el comunismo y denunciaba los peligros del capitalismo pronosticando su desaparición. Al terminar, Khrushchev dijo una frase (Мы вас похороним) que se tradujo del ruso como Vamos a enterrarlos y esto se entendió como una amenaza a los países de Occidente. En realidad esta frase quería decir algo como Prevaleceremos sobre ustedes para expresar la creencia de que el modelo soviético duraría más que el modelo capitalista de Occidente.

En el nombre de algunos topónimos:
Canal de la Mancha Cabo de Hornos: este cabo chileno fue bautizado en 1616 como Kaap Hoorn por el explorador holandés Willem Cornelis Schouten en honor a su pueblo natal. En inglés el nombre perdió una o quedándose el nombre en Cape Horn ya que los holandeses pronuncian las dobles o como si fueran una sola. Después este nombre se tradujo al español como Hornos, supuestamente por su similitud con el término español. 

  Canal de la Mancha: este estrecho que separa Francia de Gran Bretaña recibe su nombre debido a un error de traducción del francés. En este idioma recibe el nombre de La Manche que significa manga, algo lógico ya que es largo y estrecho como la forma de una manga. En español se tradujo relacionándolo con el término mancha que nada tiene que ver con su significado original.  

En el ámbito médico:
Existen otros casos en los que un error de traducción o interpretación puede tener consecuencias graves para la salud de algunos pacientes. Ese fue el caso de Willie Ramirez. Willie era un cubano-estadounidense de 18 años que en 1980 salió con unos amigos cuando empezó a sufrir un dolor de cabeza muy agudo. Lo trasladaron a un hospital de Florida y allí los amigos explicaron al equipo médico por medio de un intérprete que podría tratarse de una intoxicación alimentaria. En el hospital interpretaron la palabra intoxicado por intoxicated, que en inglés hace referencia a un estado de embriaguez. Por esa razón, le administraron un tratamiento que hubiera sido efectivo solo si el paciente hubiera ingerido drogas o alcohol.
El intérprete que estaba en el hospital admitió haber usado la palabra intoxicated, pero advirtió al médico que no se trataba de algo relacionado con el alcohol o las drogas. También dijo que no era un intérprete oficial. Willie terminó tetrapléjico a causa de una hemorragia que tuvo en la cabeza durante más de dos días mientras estaba inconsciente en el hospital. Tras varios juicios, la ley le dio la razón y Willie recibió una indemnización de 71 millones de dólares por daños y perjuicios.

Por otro lado, hasta 47 pacientes alemanes experimentaron problemas por la implantación de prótesis defectuosas. Esto también se debió a un error de traducción. En las instrucciones de las prótesis se especificaba en inglés que se trataba de prótesis non-modular cemented y que se tradujo al alemán como prótesis que no requieren cemento, cuando en realidad significa que no son modulares y que sí debía aplicarse cemento. La mitad de estos pacientes necesitó de nuevo una operación.

Estos son solo algunos ejemplos que sirven de recordatorio para valorar el papel de los traductores e intérpretes. Aunque todos cometemos errores, siempre es mejor contar con un profesional para conseguir un producto final de calidad. Esperemos que en un futuro los fallos que se cometan se conviertan en simples anécdotas y que nadie tenga que sufrir las consecuencias de estos errores.   



Margarita Caro Perea

domingo, 19 de abril de 2015

¿En qué ganan el español y el japonés?

Japonés y Español, los más rápidos



Cuando oímos a alguien hablar en otro idioma tenemos la sensación de que pronuncia las palabras a una velocidad muy distinta a la de nuestra propia lengua. Basándose en esta idea, unos investigadores de la Universidad de Lyon analizaron la velocidad a la que se habla en distintos idiomas y llegaron a la conclusión de que existen diferencias considerables entre países orientales y occidentales. 

Para ello, hicieron que 59 hablantes nativos leyeran en voz alta y a una velocidad considerada «normal» 20 textos cortos traducidos a siete lenguas: chino mandarín, inglés, francés, alemán, japonés, italiano y español. En este estudio se comparó el número de sílabas que cada idioma usaba en el texto, el tiempo que los hablantes necesitaban para leer los textos y la densidad de información que contienen las sílabas de cada idioma. Este cálculo se hizo en comparación con el vietnamita, elegido como referencia para este estudio. 

Una de las conclusiones a las que se llegó es que algunos idiomas necesitan más tiempo para transmitir la misma cantidad de información. Sin embargo, las lenguas que se hablan a más velocidad usan un mayor número de sílabas por minuto, pero incluyen menos información en cada sílaba individual. En este sentido, el investigador François Pellegrino apuntó que un elemento que transmite información puede variar mucho de una lengua a otra. Por ese motivo, la rapidez de pronunciación de un idioma se adapta para transmitir la misma cantidad de información por minuto.

Según esta información, los investigadores determinaron que el español, junto con el japonés, es el idioma más rápido y el que menos información transmite en cada sílaba en comparación con cualquiera de los otros idiomas analizados. En consecuencia, los hablantes de español necesitan pronunciar hasta el 30 por ciento más de sílabas para expresar lo mismo que en inglés. En el extremo opuesto estarían el chino mandarín y el alemán, que, aunque se hablan de forma mucho más pausada, transmiten más contenido en cada palabra. En cuanto al número de sílabas empleadas, se determinó que el español es el idioma que usa más sílabas y el chino mandarín el que menos.

Este estudio confirma que existen varias estrategias posibles de codificación lingüística, pero que, independientemente de la gran diversidad de idiomas que hay ―con sus diferentes estructuras y características― y de la rapidez con la que se hablen, todos cumplen el objetivo de comunicar una información común y constante, algo que posiblemente esté relacionado con la capacidad de asimilación de la percepción humana

Margarita Caro Perea 

martes, 10 de febrero de 2015

La Casa de la Rata




Una de las muchas dificultades con las que un traductor trabaja a diario son los llamados falsos amigos, en alemán denominados falsche Freunde, o false friends en inglés. Se entiende por falso amigo todas las palabras que se escriben o se pronuncian de una forma similar en varias lenguas, pero tienen un significado distinto. Estos malentendidos son muy frecuentes al comienzo del aprendizaje de una lengua cuando aún no se maneja muy bien y no se llegan a identificar estos falsos amigos. Es necesario memorizar estos grupos de palabras para evitar confusiones y momentos embarazosos al hablar con otra persona o al traducir un texto.

Algunos ejemplos son: Gymnasium en español se asociaría directamente a la palabra de gimnasio, pero el significado de la palabra alemana en realidad es 'instituto de enseñanza media'. 

La palabra alemana Angel, no se corresponde con la palabra española ángel. Aunque se parece mucho, se refiere a una 'caña de pescar'.

En Alemania cada pueblo cuenta con un edificio al que llaman Rathaus, pudiendo dividirla en Rat y en Haus. Una persona que empieza a aprender el idioma alemán rápidamente sabe que Haus puede referirse a casa, vivienda o edificio. ¿Pero que sería Rat? En muchas ocasiones el inglés y  el alemán se parecen, ¿también en este caso?, ¿podemos traducir esta palabra por 'casa de la rata'?, no tendría sentido y sería mejor buscar el significado de Rat y no deducir, pues en alemán significa 'consejo' o 'asamblea'. Por lo que la traducción idónea al español sería 'ayuntamiento'. La palabra rata no varía tanto en alemán siendo la palabra correcta Ratte.

Otro ejemplo sería la palabra Bonbon (en alemán) que no equivale a la palabra española muy parecida bombón sino que significa 'caramelo'. 

Al ser el español y el inglés unas lenguas muy habladas, muchas veces se llega a confusiones entre ellas: actual (en inglés) equivale a real, verdadero en español, por lo contrario la palabra actual en español se traduciría al inglés por current. 

Otro ejemplo muy frecuente: embarrased. Si deducimos desde el punto de vista hispano pudiera significar embarazada pero en realidad es 'avergonzado'. La palabra inglesa para embarazada sería pregnant.

Para toda persona que aprende un idioma extranjero es muy importante conocer estas variaciones de significado entre las diferentes palabras que existen en un idioma. Para ello, si no se está seguro sobre el significado y al saber que en la lengua materna existe una muy parecida, es aconsejable buscar en lugares apropiados el significado de estos grupos de palabras y así evitar cualquier fallo y dudas. 

Algunos diccionarios que pueden ayudar a encontrar equivalencias son:
Prado, Marcial. Diccionario de falsos amigos: inglés-español. Gredos, 2001.
Pinazo, Encarnación Postigo. Diccionario de falsos amigos: inglés-español. Ediciones Verba, 2007.
Gerd Wotjak/Ulf Herrmann. Typische Sprachfehler Spanisch: 2500 „Falsche Freunde“ Spanisch und Deutsch. Berlin 31993.