Durante la gran expansión del
pueblo celta, producida a partir del siglo II a.C., se originaron las lenguas
celtas. Solemos situar la cuna de esta civilización en la actual Baviera, pero también
se extendió sobre una amplia zona de Europa, dando lugar a diferentes lenguas.
Al igual que las lenguas románicas y germánicas, pertenecen a la familia de las
lenguas indoeuropeas y se agrupan en tres ramas: lenguas galas, britónicas
y gaélicas. Llama mucho la atención
cómo los hablantes de las lenguas britónicas pueden entenderse más o menos
entre ellos, aunque les sea imposible comunicarse con un hablante de lenguas
gaélicas. Por ejemplo, en córnico y bretón, la palabra «abeja» se dice gwenenenn o gwenanenn respectivamente; mientras que la palabra que la designa
en galó es avètt.
Las lenguas galas engloban el galó
y el celtíbero.
A partir del s. I a.C., el galó se convirtió en la lengua del
pueblo celta que vivía en la Galia. En el año 52 a.C., César consiguió
conquistar su territorio e introdujo el latín. Su influencia terminó por hacer
desaparecer el galo en el siglo V d.C. Sin embargo, el francés actual tiene
como herencia una centena de palabras que provienen de la lengua celta, como chat (gato) o cheval (caballo).
El celtíbero corrió la misma suerte. Esta lengua, que surgió en
territorio ibérico cuando los celtas llegaron a la península, no pudo resistir
la invasión romana.
Por otro lado, el galés, el córnico y el bretón constituyen
las lenguas británicas.
El galés nació en el siglo V en la actual Gales, mientras que el córnico surgió durante la misma época
en los condados de Devon y de Cornualles como resultado del asentamiento de los
celtas que hablaban esta lengua. Sin embargo, en 1337, la región se convirtió
en el ducado de Cornualles y volvió a manos del hijo primogénito del rey de
Inglaterra. La población tuvo entonces que adoptar la religión anglicana, que
prohibía el uso de una lengua diferente al inglés. El córnico desapareció en el
año 1777.
Ambas lenguas son origen del bretón. Esta tercera lengua surgió en
el siglo V, cuando los inmigrantes de Gales y de Cornualles huyeron de una Gran
Bretaña invadida por los sajones y se refugiaron en la actual Bretaña francesa.
Por último, la tercera categoría
incluye al irlandés, al escocés y al manés.
El irlandés, la más antigua de las lenguas gaélicas, dio origen a las otras dos. Se extendió por la
isla de Man y por Escocia cuando los scottis
(denominación romana de los irlandeses) se establecieron allí. En la isla de
Man, el irlandés favoreció la aparición del manés, que pronto se vería influenciada por las lenguas
escandinavas y, más tarde, en la época de dominación inglesa, por el inglés. A
partir del siglo XIX, numerosos inmigrantes ingleses desembarcaron en la isla,
que se abrió al turismo, lo que provocó la pronta desaparición del manés.
El irlandés y el escocés
también tuvieron que afrontar numerosos obstáculos: la conquista inglesa de
Irlanda, la guerra contra Escocia, la campaña de depuración étnica llevada a
cabo por los ingleses, la Gran hambruna irlandesa de 1845, etc.
Por otro lado, en España se
habla hoy en día una lengua que proviene del latín y del antiguo
galaico-portugués: el gallego. Hay
numerosos indicios que relacionan al gallego con las lenguas celtas, y en
particular con las gaélicas, en numerosos topónimos y palabras gallegas. El Proyecto Gaelaico se encarga de
estudiar estas semejanzas. Por ejemplo, la palabra gallega meán y la palabra irlandesa meán
no solo tienen la misma grafía, sino que sus significados («mediano») y
pronunciación están directamente relacionados.
Tras conocer sus recorridos
¿deberíamos considerar a lenguas celtas en peligro? Según los antropólogos, son
tres los factores que entran en juego para que una lengua sobreviva: el número
de hablantes, las instituciones que la apoyan y su legitimidad a nivel
internacional.
En la actualidad, alrededor de 60 000 escoceses hablan gaélico. Aunque
ninguna ley determine su estatus, el gobierno escocés ha llevado a cabo una
serie de acciones para apoyar al gaélico, como por ejemplo destinar
subvenciones a su enseñanza. En Irlanda, lo hablan 1,5 millones de personas y, tras su independencia, el irlandés se
considera una lengua oficial y se enseña en los colegios. En Gales, un 18% de la población sigue usando el
galés y existen numerosas leyes que animan a hablarlo y aprenderlo. En cuanto
al bretón, existen poco menos de 200 000
personas que sigan hablándolo. Las instituciones regionales se esfuerzan por
promoverlo actualmente por medio de diversas actividades culturales. En España,
el gallego es una lengua cooficial y cuenta con más de 3,4 millones de hablantes. Además, cuenta con la Real Academia
Galega, una institución creada como herramienta para fomentar su cultura y el
estudio del gallego.
Hoy en día, muchas palabras originarias
de estas lenguas ancestrales están presentes en nuestros diccionarios. Por
ejemplo, ¿sabías que la palabra «whisky» viene de uisce beatha, que significa «agua de vida» en gaélico irlandés?
Morgane Le Maistre y Beatriz Bustos Rincón
Más información en la web: www.agestrad.co.uk